Todos llevan los hombros hacia atrás, la mirada perdida en el cielo y el corazón
libre de pensamientos impíos.
Allí en la entrada de la iglesia, él estira su brazo
débilmente a la gente que sale.
Un chico, de unos 11
años mete su mano en su bolsillo izquierdo en busca de alguna moneda, a él le
vuelve el alma al cuerpo, siente como el
estómago se le contrae fuertemente y ansioso abre los ojos lo más que puede
mientras con su voz ronca dice:
‘’Grazie, grazie’’ con el brazo aun estirado.
El joven se sobresaltó. Una mujer gorda de traje azul,
labial rosa y el sol de peluca lo haló del brazo con rapidez:
-¡Cuidado, no te acerques niño!
El muchacho recobra el equilibrio y lanza una última mirada
a él…
Y él baja el brazo, se pone de pie, se pone el saco, se
arregla el corbatín, le da una sacudida a su camisa blanca Calvin Klein, toma
su maletín, los recuerda a todos y sonríe, los ama. Se sube en su BMW silbando
la canción de su noche de bodas. Va a ver a su esposa e hijos.
-Fue un médico que perdió la cordura.
-No, fue maestro, escuché que habla más de 5 idiomas.
-¿No era ingeniero? Creo que trabajó con mi esposo.
Pero por si las dudas nadie se acercó, después de todo era
un vagabundo que necesita de las monedas de la gente que sale de la
iglesia para mantener a su familia. Y su
BMW.