lunes, 24 de octubre de 2011

El pequeño Cecil

El pequeño Cecil quien amaba cantar y comer palomitas de  maíz en las noches de frio, me contó que había visto un gran dragón amarillo en el jardín de la vieja Jenkins; me dijo que el dragón se llamaba TumbarTail y que su familia lo había abandonado cuando nació igual que a él.
-          TumbarTail, Oh TumbarTail… cúmpleme un deseo, llévame contigo; quiero vivir en tu maravilloso mundo.
TumbarTail dio un salto en el aire y desapareció dejando al pequeño Cecil en su cama de tendidos blancos sollozando.
Patadas por aquí, patadas por allá.
Agua por aquí, agua por allá.
Almohada por aquí, almohada por allá.
Música por aquí, música por allá.
Una camisa de fuerza, último intento, sollozo, sueño… Libertad.
-TumbarTail! ¿Por qué te fuiste ayer sin decir ni adiós?
TumbarTail le contó que tuvo que ir a preguntarle a Elune la diosa de los elfos de la noche si podía llevar a un inquilino, por supuesto esto alegro inmensamente al pequeño Cecil quien se regocijaba en su camita de tendido blanco.
Brinquito por aquí, brinquito por allá.
Dolorcito por aquí, dolorcito por allá.
Inmovilidad por aquí, inmovilidad por allá.
-TumbarTail! Oh TumbarTail… ayúdame a salir de este lugar en el que estoy triste y afligido, asustado y confundido; llévame lejos donde el sol no duerme, donde el brandy cae del cielo, donde hay Abedules Brindándome su protección. Sé que el camino será difícil, todos los caminos a la grandeza y felicidad tienen sus líos pero en el jardín de la vieja Jenkins tengo un amigo avellano y él se brindó a acompañarnos en nuestro viaje y ya sabes lo que esos arbolitos saben hacer.
       Trick, tuck
Llave dentro.
Puerta abierta.
Lucecita por aquí, lucecita por allá.
Pacitos por aquí, pacitos por allá.
Vocecita por aquí, vocecita por allá.
Pinchacito por aquí, pinchacito por allá.
Au! Por aquí, Au! Por allá.
Fuera camisa de fuerza, ningún intento, sollozo, sueño… Libertad.
Hola hadita azulita que brinca coloradita con escarchas amarillitas culpable de todos mis moretones y pinchacitos, pequeña parca mítica ¿puedes ayudarme a escapar de aquí?
La hadita azulita que brincaba coloradita con escarchas amarillitas culpable de todos sus moretones y pinchacitos, pequeña parca le explicó que para salir de allí debía abrir los ojos y quitarse esos tendidos blancos y que lo mejor que podía hacer era ignorar a TumbarTail  quien no hacía más que pedir permiso hasta para respirar a  la Diosa Elune,  Le dio un pinchacito…
Temblor por aquí, temblor por allá.
Risas por aquí, risas por allá.
Hola camisa de fuerza, ningún  intento, sollozo, ojos abiertos… encierro.
El pequeño Cecil solo quería dormir de día y de noche, no comía, ni observaba su alrededor, se enrollaba en su camita de tendido blanco y cerraba los ojos.
Me contó que una vez abrió los ojos y  vio una hermosa mujer según él una ninfa; llorando a un costado de su camita de tendido blanco, rogándole que despertara, Cecil quiso abrir sus ojos como platos para que ella le viera despierto y no estuviera triste pero la luz le afectaba la vista, más pudo el dolor y el ardor que la compasión. Intentó mover su mano para que ella viese que él la escuchaba.
Manito por aquí, manito por allá.
Gritos por aquí, gritos por allá.
Pinchacito por aquí, pinchacito por allá.
Au! Au! Au!
Una camisa de fuerza, otro intento, sollozo, sueño… Libertad.
El pequeño Cecil no volvió a ver a TumbarTail, se supone que debía volver con noticias de la Diosa Elune.
Jamás vio de nuevo a la hadita azulita que brincaba coloradita con escarchas amarillitas culpable de todos sus moretones y pinchacitos, pequeña parca.
Ni mucho menos a la bella ninfa triste.
Ya ni con los ojos cerrados los veía, se sentía decepcionado, triste, acabado y solo.
Por primera vez en toda su vida se acurrucó en su camita de tendido blanco y se durmió, durmió y no soñó, solo olvidó y descansó.
-Un medico!
-Una enfermera!
Sollozos, desesperación, resignación.
Lagrimitas por aquí, lagrimitas por allá.
Babitas por aquí, babitas por allá.
Preguntas por aquí, preguntas por allá.
Respuestas por aquí, respuestas por allá.
No más soporífero, no más medico, no más Sanatorio Duran.

domingo, 23 de octubre de 2011

Gato rojo, Flor negra.

-Tengo claro que mi señor no tiene mucho dinero; por ahora. Hoy me trajo un pedazo de mortadela que no se comió en su almuerzo. Mi señor es muy considerado, yo por el contrario no le guardo ni la cola del ratón que encuentre merodeando por ahí.
-Estoy cansada de estar en constante contradicción conmigo misma. Cada vez que veo uno de esos ‘’Picky fingers’’ entro en pánico, si me elige me cortarán mi extremidad inferior por lo que moriré en cuestión de días y mi cuerpo se desvanecerá lentamente; por otro lado, si dejo de ser bella nadie me elegirá y estaré destinada a permanecer sin ser contemplada por ojos maravillados de mi perfección.
-Mi señor cuando consigue 1700 pesos, que es la ganancia que obtiene por vender 34 periódicos diarios, compra una botellita de kétchup, me encanta la kétchup, sería feliz lamiendo kétchup toda mi vida…
-El día llegó, me han cortado y ha sido terrible. Me encuentro adornando la mesa de trabajo de una secretaria. Por dignidad me mantengo erguida el más tiempo posible… hubiese querido ser comprada por una bella mano suave y descolorida, a ser partida de afán cruelmente y regalada a una fea secretaria con un grano en la nariz.
-Tengo hambre. Hace unas horas mi señor estaba en la sala con aquellos señores hablando de negocios cuando mi señor se tiró en el piso y habló con los señores desde allí. ¡Qué mal educado es mi señor! Por eso no consigue un buen trabajo.
-Otro día más, estoy débil…  no hay ojos que me observen, solo esa fea nariz que me olió cuando fui entregada fue lo más cercano a popularidad que tuve.

-Los señores se han ido, fui a ponerle cantaleta a mi señor ¡Es que ya tengo hambre! Sigue ahí acostado el muy sinvergüenza, me acerqué para despertarlo y…

-Hoy se han caído 6 pétalos y ya no soy roja, soy vino tinto…
-¡Mira nada más! Me ha servido ya, y yo quejándome de su irresponsabilidad, soy un mal amigo… ¡él se ha esmerado por comprarme kétchup en cantidad industrial!
-Hoy solo soy un tallo, sin hojas, sin pétalos, sin color, sin olor, sin belleza…
-Mi señor olvidó servirme en un plato pero al menos no se comió toda mi kétchup, según veo parece que se tiró encima de la kétchup para comérsela y se ensució todo el uniforme de trabajo.
-Ya no soy yo.
-Aunque la kétchup tiene un sabor a oxido me la he estado comiendo, mi señor sigue durmiendo encima de mi preciada adicción, le he lamido varias veces para que me deje terminar de comer la kétchup debajo de su espalda pero no se despierta el muy canalla…
-Solo soy…
-Tengo kétchup para unos días más, me volveré rojo de tanto comer kétchup…
-Soy una flor negra, no tengo lugar más que en la basura.

viernes, 14 de octubre de 2011

Le cedo mi alma al diablo.

I
Él:          
Corre rápido, ya cree que llegó, ¡Ha! todavía le faltan 3 kilómetros; se detiene, se sienta en medio de la vía, respira y circula en su cuerpo mojado la inseguridad.
II
Ella:
-‘’Si llega huiré’’, se quita la camisa, mira al espejo y lo ve detrás de su propia imagen.-''viene por mí''
Va por ayuda innecesaria, no permitirá que él la vea sumida en la soledad.
-‘’Finge que me perteneces’’
-‘’Será un placer’’
III
Él:
-‘’ ¿Porqué? Me ha mentido, me ha dicho que aquí seguiría’’
-‘’Y aquí sigo, con compañía’’
IV
Él:
Sabe que sus dedos crujirán, entiende aquello de: ‘’sístole y diástole’’  pero ya no se le hace importante, cree que puede detener esos movimientos y así terminar su sufrimiento... un cuadro falaz le hace olvidar cada letra que lo trajo justo donde se encuentra. Se queda allí, no sabe a dónde ir… jamás pensó vivir eso. - ‘’Solo pasa en TNT’’
V
Él:
-La llamaré, sí.

VI
Ella:
 -‘’ ¿sí?’’
Él:
-‘’Hola´´
Élla:
-‘’Ah, tú otra vez’’
Él:
-‘’Uhm si…’’
Parece que la cama necesita una aceitada
Él:
-‘’ ¿Qué haces?’’
Ella:
-‘’fuckeando. ’’  
No colgará primero, es incapaz de odiarle, al cabo de un rato le llama otra vez, repite el mismo dialogo y su corazón se va encogiendo más y más… la sigue amando.
VII
Le va a buscar, cuando va camino a su casa se escucha de fondo esa típica melodía que describe claramente que habrá un encuentro amoroso, se mirarán, se abrazaran en el aire y se besaran hasta que la escena se acabe y se pueda ir cada uno a comerse una hamburguesa en el Corral.
Llega, y la ve en la cama haciéndole una buena mamada al jardinero
Ella:
-‘’Nunca mentí’’
Él:
-‘’ ¡Qué bonita!, qué bonita se ve con eso en la boca’’
Ella:
-‘’Ven, acuéstate aquí conmigo’’
El jardinero se levanta satisfecho, se guarda a su pequeño se pone sus pantalones y se va a regar  las flores; él se acuesta en la cama de ella, se acurruca en su tibia costilla derecha y descansa con un odio grande en su mente y el amor más inmenso en su alma.
Él tenía claro que a partir de ese momento no sería más que un pececito enredado en una finísima red a punto de ser un pescadito.




jueves, 13 de octubre de 2011

Su puta vida

Era fácil bebérsela, tan sencillo como respirar y tan natural como el sol y el mar.
Su belleza alcanzaba todos los rincones en los pensamientos de cada alma y, su olor impregnaba a todos los seres que en ese pueblo habitaban; decían también que su voz era aun más armoniosa que el sonido de las campanitas que adornaban los árboles de navidad, que sus ojos negros como la cacha de los cuchillos para untar mantequilla te hechizaban con solo pestañear, su cabello color sangre que al ser rozado por la brisa parecía fuego y que su piel color miel  se dejaba saborear de cualquier ser que respirase.
Este ser aparentemente bello se llamaba lisa, era una prostituta del pueblo de mucha fama; las madres acunaban a sus pequeños con canciones que hablaban de ella, los niños conocían su nombre, los adolecentes ahorraban sus mesadas para algún día estar con ella, los hombres perseguían su silueta como perros detrás de una vara y los ancianos sonreían de oreja a oreja al verla pasar.

Y todo lo que ella quería de ellos era su dinero y quizás un poco de su amor, amor puro como el de un ciego.