Cuando le conocí (si puede decirse ‘’conocer’’), Pensé que era otro chico más de la red, aburrido y sin vida social…, La conversación inició no sé por qué carajos.
Pasaron meses y cada día aumentaban el número de horas que permanecíamos hablando, empezó a parecerme interesante y cada situación que veía ó vivía me recordaba a él.
En las mañanas hablaba de él con mis amigas, en las tardes pensaba en él y en las noches puntual estaba en línea para hablarle, el no tenía idea y mejor así.
Hablábamos de cualquier tontería: Notas escolares, amigos, música, programas de televisión, nuestros alter egos y las consecuencias que algunos trajeron, Sobre amor, relaciones y nuestros puntos de vistas.
Hablábamos cosas que no hablan quienes tratan de ‘’conquistarse’’, luego de decirnos ese tipo de cosas actuábamos como si nada hubiese pasado; lo que hacía todo más misterioso y por consecuencia, emocionante.
Escuchar su voz era fascinante, pronunciar su nombre provocaba hormigueos en mi lengua e imaginármelo cerca me causaba vuelcos en el estómago, el no tenía idea y era mejor así.
Una vez dijo que mataría por estar cerca de mí, yo le dije que lo mataría si viniese.
Mi plan y su plan serian llevados a cabo sin importar que pasara, él mataría por venir y yo lo mataría por hacerlo… Así fue.
Un 19 de julio el y yo desaparecimos…, si solo me hubiese hecho caso.
En el Periódico El Heraldo una noticia rompió el corazón de una madre:
Adolecente de 16 años se quita la vida.
Medicina legal informó que por testimonio de los padres se supo que la chica venía sufriendo trastorno de identidad disociativo desde los 9 años de edad y jamás salía de casa debido a esto, por lo tanto no tenia amigos.