domingo, 15 de julio de 2012

Medio comienzo, medio fin.


A verdecita podía sentírsele un poco rota, un poco ingrávida, un medio triste un cuarto vuelta mierda… y entonces, recordó aquellos días en los que solía volar por horas pensando en lo que sería de ella cuando encontrara ese color que le diera esos besitos que dejaran su lengua isquémica, que le enseñara a amar en cuerpo y alma, en letras y suspiros, en lluvias de emociones.
Verdecita se negaba a creer que alguien como azulito pondría su corazón a salvo, porque bueno, verdecita en ocasiones o más bien en todo lo que a ella y sus capacidades respectaba, era bastante pesimista, cosa que azulito ya había notado.
                                                          
Verdecita también  pensó  que Azulito era un tanto inestable, un día estaba en el cielo, otro día en el mar y la mayoría de los días en equipos destruyendo bases enemigas, por ese motivo no se daba el lujo de darle todo de sí, existía la posibilidad de que lo que él creía querer era un poco lo mismo, un poco diferente a lo que verdecita quería. Pero bueno claro está que verdecita comprendería –en caso de que fuese totalmente cierta tal afirmación sobre azulito- pues ella había estado toda su vida saboreando los sentimientos por encimita y a duras penas alcanzaba a querer sentir algo y a saber si quería sentirlo.
Verdecita ve renacer la mañana y lo primero que se ordena es no pensar en azulito, quien debe estar babeando la almohada teniendo quizá, sueños húmedos con monjitas vírgenes en ropa de seda. Guarda canciones nuevas en su reproductor y las escucha a todo volumen cuando ya no puede dejar de reprenderse por sentir algo por azulito, a veces ella quisiera no sentir nada, así iría más acorde con su comportamiento. Ella ríe y ríe todo el día, brinca, canta, cuenta historias, habla y habla, dice groserías y dice pedacitos de lo que está atorado en su garganta a sus amiguitos, pero ellos no lo relacionan, creen que son balbuceos entre risas, suspiros entre brincos y letras entre canciones. Verdecita  siente contracciones estomacales cada vez que su teléfono vibra, se pregunta ansiosa si será azulito confirmando sus sospechas de que posiblemente si está pensando en ella, luego se siente mal cuando ve un numero que no termina en 8421 y se siente culpable porque así debió sentirse el quizá en alguna ocasión en la que ella no consideró importante enviarle un mensaje para dejarle saber que si lo pensaba.
Azulito ¿Acaso has tomado tu teléfono e intentado escribirme algo desde la última vez? Está bien si terminas arrepintiéndote pero ¿Lo has hecho al menos?
Verdecita se pregunta en las noches -que son más tristes y no hay personas atrayendo su atención- si azulito la pensará tanto como ella le piensa, y reza para que azulito se enamore tanto de ella que se pueda sentir  en la piel, con un roce de manos. Entonces verdecita sabiendo esto se entregaría ciega e intensamente a azulito. Pero el lío de verdecita es que ella decide-inconscientemente- cuando darse cuenta de las cosas. A veces a verdecita no le gusta pensar mucho, teme descubrir que quizá azulito y ella no hacen complementariedad como la adenina y la timina sino más bien azulito es una citosina y verdecita una timina. Ambos son como son,  son ellos sin más allá ni más acá. Ninguno de los dos se ve mal, ambos hacen lo que saben hacer y les gusta aunque a veces no lo sepan, y PUNTO. Verdecita se da ánimos, ella sabe que aunque no haya complementariedad, una citosina podría unirse a una timina… causarían una alteración terrible, pero al menos estarían juntos. A verdecita solo le importa lo que azulito pueda sentir por ella. No le importa si tiene o no tiene, si es azul claro o azul oscuro, si se ve bien al espejo o no  –Aunque vaya que se ve bien-  o si borra a verdecita de sus redes sociales cada vez que da por terminada la relación, verdecita puede evitar muchas cosas menos quererle y pensarle y extrañarle…
Ojalá azulito, pudiera ver literalmente que hay en el corazón de verdecita… seguro le pediría dos, tres, cuatro y hasta seis hijos. A veces a Verdecita se le ocurre que quiere ser una aspirina, así azulito se la traga entera, a ella siempre le ha gustado que la saboreen, pero le basta con quitarle el dolor a su querido azulito quien ha sufrido de dolores de cabeza, aunque en medio-secreto sean más bien dolores de alma, de esa manera el sería feliz con ella y ella sería muy feliz por hacerlo feliz a él de tan sencilla manera.
Entre otras cosas, Verdecita quiere que azulito la ame, que sea él quien dé el salto de fe. Pero si no lo hace, ella se culpará un buen tiempo y seguro le llorará un poquito en silencio y luego se apenará por ser tan tonta, lo superará y lo querrá hasta que conozca a otro color que la haga sentir mejor. Porque ella ya decidió no dar el primer paso, no importa cuán arrepentida pueda estar después… Así es verdecita, es ella sin más allá ni más acá Y PUNTO.